DAR SENTIDO A UNA NUEVA REALIDAD: MINORIAS

(Publicado en El Correo Canadiense)
Por Sergio Granillo


La tolerancia es una de las mayores virtudes en una cultura, sobre todo en un mundo donde crece día con día la movilidad de personas de una nación a otra, en busca de mejores condiciones de vida. Un mundo global es un mundo sin fronteras, o debería serlo.

Canadá es una de las naciones más abiertas a la inmigración de personas de todo el mundo, debido a su dinámica economía, su enorme territorio -el segundo más grande del mundo- y una reducida población -que además está envejeciendo-.

No obstante, el proceso de asimilación sigue enfrentando problemas como la falta de conciencia entre empleadores, resistencia al cambio entre algunos grupos y ahora la ‘necia realidad’ que impone nuevos escenarios... El gobierno canadiense recientemente dio a conocer que el total de inmigrantes asentados en el país ya superó los cinco millones, equivalente al 16.2% de todos los habitantes.

En la Gran Area de Toronto (GTA por sus siglas en inglés), las llamadas “Minorías Visibles” representan casi la mitad de la población (46.9%), habiendo municipios donde estadísticamente son la mayoría, como Markham con el 65%. En todo el país habitan poco más de 300 mil personas nacidas en Latino América.

Y es aquí donde la terminología comienza a ser obsoleta. La famosa enciclopedia cibernética (Wikipedia) indica que el término “Minoría visible” usado casi exclusivamente en Canadá, de carácter racista (Comité para la Eliminación de Discriminación Racial, ONU, marzo 2007), se refiere a aquellas personas “que no son caucásicas o blancas, ni tampoco aborígenes”.

La primera parte del término, ‘minoría’, en ciertas regiones geográficas deja de tener sentido, pues un 46% es sólo una minoría relativa; casos como el de Markham, Ontario, es totalmente absurdo, pues la minoría ahora serían los blancos sajones.

Y en el rejuego de las sutilezas del lenguaje, hablar de una minoría visible, revela que no es tan importante de dónde vengas, sino como te veas. Para la gente de origen latino o hispano, se nos pregunta abiertamente en algunas solicitudes de empleo: “pertenece usted a una minoría visible; si es hispano, no blanco”. O sea, si uno es blanquito y de ojos claros, podemos pasar a ser considerados parte de la mayoría.

Diferenciar entre la mayoría y pequeños grupos o subculturas clasificadas de minorías, es discriminatorio; hablar de visibilidad, equivale a decir: ¿qué tanto se te nota? Lo cual revela el peso de las apariencias. Recordemos que en ciertos contextos dentro de las minorías visibles, se incluye a la comunidad homosexual, a grupos religiosos e incluso a personas con discapacidad física.

Más allá de las definiciones, de los aspectos éticos, legales o sociales, el peso económico de estas ‘minorías’ es lo importante. El mercado es el que manda. Si ponemos atención en las campañas publicitarias, la mercadotecnia indica que si quieren vender, tienen que reflejar en los anuncios el aspecto real de la población, y no todos son blancos. Si la audiencia no se identifica con lo que ve, no lo compra.

En algunos casos, el peso de esas ‘minorías’ acaba siendo el fiel de la balanza que puede inclinar las decisiones y las votaciones políticas.

Lo que en unos casos se trata con desprecio como minoría, en otros, se ve con mucho interés por su capacidad económica, política o social. Hay todavía mucho por hacer para vencer ese tipo de barreras culturales y convertir a Canadá realmente en una nación multicultural e inclusiva.


* Periodista mexicano
(http://www.elcorreo.ca/ )

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