CRISIS, UNA HISTORIA CONOCIDA PARA INMIGRANTES

(Publicado en El Correo Canadiense)

Por Sergio Granillo

América Latina ha vivido intensas crisis económicas en décadas pasadas; ésa es una de las razones que han empujado a millones de hispanos a ir al norte en búsqueda de alternativas para vivir, no un sueño americano o canadiense, sino para tener recursos para mantener a sus familias.

Los hispanos hemos crecido experimentando crisis económicas y políticas, hemos visto desaparecer propiedades, ahorros, empleo y hemos aprendido a salir adelante. El crack bursátil de Wall Street, que crece en similitud con la Gran Depresión de 1929, es un fenómeno que las nuevas generaciones de americanos ni canadienses han vivido.

La Gran Depresión estalló con la dramática caída de la bolsa de valores de Estados Unidos, seguida de la bancarrota del sistema bancario. Sin créditos, pocas empresas pueden crecer o siquiera sobrevivir, y como efecto en cadena, ocurre la pérdida de empleos y la pobreza se adueña de más y más familias.

Aún antes del agravamiento de la crisis hipotecaria americana, las campañas políticas han desatado una cacería de brujas; se dice que Estados Unidos y Canadá han perdido empleos, en beneficio de México, debido al Tratado de Libre Comercio, y se habló de su cancelación.

Si de culpas se trata, habrá que responsabilizar a la ‘América Corporativa’, los grandes empresarios de Estados Unidos (y de todo el mundo), que van en busca de la mano de obra más barata donde ésta se encuentre. Si bien América Latina ha captado algunas de esas inversiones, el grueso se está moviendo a India, China y otras naciones de esa región.

Aún con el rescate financiero de las mega corporaciones bancarias de Estados Unidos, si – como dicen- la historia se repite, su quiebra es inminente; eso significa que, quizá de modo atenuado, pero sí habrá recesión.

Tan sólo en Ontario, los cierres de grandes industrias ya han arrojado a la calle a muchas personas. Y en este sentido, es necesario recordar que Canadá ha promovido la inmigración, en virtud de escenarios económicos en que la generación de empleos superaría la oferta de mano de obra; una recesión de la magnitud de la Gran Depresión alteraría esos escenarios y podría obligar a cerrar puertas a inmigrantes.

Por otro lado, sería bueno echar mano de la experiencia práctica en lidiar con crisis económicas que muchos migrantes tenemos y compartirla con americanos y canadienses.

Las crisis del pasado nos hicieron aprender a sobrevivir bajo cualquier circunstancia… A salvar lo posible de nuestras propiedades, a flexibilizar nuestros estilos de vida, dejando a un lado la cultura del desperdicio por una donde se recicla no por ecología, sino por necesidad.

Los hispanos sabemos del valor de la familia en el desempleo, donde ‘echando más agua a los frijoles’, más podemos comer en la misma mesa. Hemos aprendido a vivir con dignidad y solidaridad en tiempos difíciles.

Nadie quisiera tener que pasar por eso de nuevo, pero sabemos como hacerlo en caso de tener que hacerlo. Hemos aprendido a dejar lo más querido, empezando de cero y aprendiendo nuevas habilidades, para mandar dinero a la familia en nuestros países.

Los inmigrantes sabemos soñar, pero también sabemos enfrentar la realidad de una crisis con creatividad, con dignidad, con coraje. Quizá es tiempo de compartir esas experiencias con los que están a punto de despertar de un sueño…


* Periodista mexicano
(www.elcorreo.ca )

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