MERCADO LABORAL, UNA JUNGLA PARA INMIGRANTES

(Publicado en El Correo Canadiense)
Por Sergio Granillo


Aun cuando los mercados financieros se recuperan y los bancos y empresas son rescatadas de la bancarrota, lo que queda tras una crisis económica es un endurecimiento del mercado laboral, y son los inmigrantes quienes tienen los mayores retos.
En condiciones económicas normales los inmigrantes batallan contra dos grandes enemigos, la fala de ‘Experiencia Canadiense’ y el dominio del inglés; cuando la búsqueda de empleo se hace cada vez más difícil, los sueldos ofrecidos y las prestaciones se reducen, las exigencias son mayores y se abren espacios para la corrupción.
El mercado laboral se empieza a saturar de personas demandantes de empleo y son cada vez menos los puestos ofrecidos, la competencia se hace mas reñida. Conservar el trabajo en este ambiente económico genera más tensión, la carga laboral aumenta y, en varias industrias, se tienen que aceptar reducción sueldos, de horas de trabajo y prestaciones.
Esto propicia una competencia interna desleal, y no siempre los despidos obedecen a condiciones estrictamente de trabajo, sino también a simpatías personales.
De tal modo que los forasteros se vuelven menos aceptados. Los trabajos más duros, más riesgosos, menos estables antes dejados sólo para los inmigrantes, ahora tienen más competencia.
Por el momento, las autoridades no han hablado de reducir el flujo de inmigrantes, que en años recientes se ha incrementado, pero no es difícil pensar que en este ambiente recesivo se tomen medidas para dar preferencia a los trabajadores locales desempleados.
Entre más tiempo dure la recesión, las características antes mencionadas del mercado laboral tienden a arraigarse en la cultura del empleo. La lucha por los derechos laborales debe prevalecer.
Se trata de un reto complicado para una nación tradicionalmente reconocida por su apertura a la inmigración. Recordemos que la base para estimular la llegada de trabajadores capacitados internacionalmente nació de la prospección estadística de una economía que requeriría en un futuro de mano de obra adicional para satisfacer una demanda creciente de trabajadores. ¿Qué pasará ahora que se genera una pérdida masiva de empleos en diferentes industrias?
Los recursos financieros para proveer de manutención y servicios, como el de salud, cuyo costo es absorbido por el presupuesto gubernamental, van a ser insuficientes. Las políticas migratorias deberán ser revisadas, de lo contrario, lo único que se generará en el futuro es una masa indeseada de gente empobrecida.
La experiencia de países como México que han sufrido sistemáticas crisis económicas, indica que la estructura social reciente una severa pérdida de calidad de vida, pero más dramática es la pérdida de valores, de conciencia social. La búsqueda de empleo se convierte en una lucha descarnada, donde no hay lugar para valores éticos. Los mercados negros crecen, dando paso a una mayor criminalidad.
Algunas voces ya se han alzado en Canadá, tocando el tema del creciente desempleo y la afectación a los grupos más vulnerables. Se ha llegado a proponer una revaloración de los líderes religiosos, para promover el sentido humanitario, social, de ayuda al prójimo y una actitud de simpatía y consideración. Con un tono más de ‘buena imagen’, algunos de los CAO’s (presidentes de grandes corporativos) han tomado la iniciativa de reducir sus exuberantes bonos, prestaciones y salarios, a fin de aligerar el peso de los costos operativos de las grandes empresas.
Una ventaja competitiva, sin embargo, para los inmigrantes puede ser que estamos dispuestos a tomar empleos más complicados, con sueldos menores que el promedio para esas posiciones e incluso aceptar posiciones temporales y sin prestaciones, con tal de abrirnos paso en el mercado laboral. Es como tener una actitud más abierta y flexible con tal de ser contratados.
En un tono irónico, esta crisis podría empezar a allanar el mercado laboral, donde ahora los nacidos en el país empezarán a enfrentar los mismos retos para hallar un empleo; donde aún dominando el idioma, se requerirá de definir cuáles son sus habilidades transferibles o hasta buscar adquirir nuevas habilidades para adaptarse a las nuevas condiciones laborales.
Es cuestión de valores sociales, de derechos laborales, pues una vez que se pierden, es muy difícil recuperarlos.
* Periodista mexicano
(http://www.elcorreo.ca)

Comments

Gabriel S. said…
Muy interesante tu análisis que haces sobre las consecuencias de una crisis económica en una sociedad, en este caso la canadiense, a la cual muchos tenemos proyectado incorporarnos en un futuro a mediano plazo, pero el simil que mencionas de la sociedad mexicana me parece el mejor ejemplo. Hoy en día en México vivimos una socidad de escasos valores humanos, sociales, democráticos, civiles, y cuantos quieras más. Consecuencia de ello la terrible inseguridad y el creciente dominio del narcotráfico en gran parte del país. De igual manera, la reciente implantación de visas candienses para los mexicanos como respuesta al constante abuso por parte de los mexicanos a la flexibilidad de las leyes migratorias canadienses. No cabe duda que en México vivimos una vida del agandalle, donde gana el que más abusado se poner, sin importarle el daño que puede provocar con sus acciones. En México aún habemos gente honesta y respetuosa, pero no estoy seguro de que queramos continuar en esta tierra del "valemadrismo". Saludos.

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