IMPORTANDO VICIOS LABORALES
(Publicado en El Correo Canadiense)
Por Sergio Granillo
Recientemente se dio a conocer la existencia de un amplio ‘mercado negro laboral’, donde predominan hispanos ilegales, que son víctimas de la explotación de empleadores que abusan de su status y los mantienen amenazados con denunciarlos a las autoridades de migración.
Empresas de limpieza y constructoras son las que predominan; imitando los esquemas laborales de los Estados Unidos, aprovechan la creciente necesidad de empleo en Lationamérica, y contratan ilegales con sueldos muy por debajo de los estándares del mercado laboral, sin prestaciones y aún los obligan a trabajar sin paga alguna o como « voluntarios » por varios meses.
El fenómeno de la migración ha crecido exponencialmente, los vecinos del sur, es decir la Unión Americana está siendo rebasada por este fenómeno, realmente es algo tolerado debido a las ventajas de mano de obra barata, que siempre ha sido la esencia del capitalismo; además, contratar gente altamente necesitada sin adquirir compromisos con ellos y ofreciéndoles las labores que los co-nacionales no quieren hacer, es conveniente para todos…
Por desgracia, en comparación con las condiciones y las perspectivas económicas que predominan en amplios sectores sociales de los países al sur del Río Bravo, los empleos mal remunerados y sin prestaciones en países como los Estados Unidos y ahora Canadá, resultan mejor opción para miles de migrantes.
Sin embargo, lo peor de esta situación es que se vive una doble actitud, por un lado se aprovecha, pero por el otro se ataca, se rechaza, se agrede al inmigrante.
La realidad es que naciones como Canadá necesitan inmigrantes, a diferencia de los Estados Unidos, hay una mayor apertura para ello, pero se ha ido cayendo los mismos esquemas del vecino rico.
Es comprensible que las autoridades del país exijan legalidad en la entrada de personas al país, patra saber quien entra y garantizar la conservación de la seguridad pública, evitar la entrada de grupos terroristas o delicuentes, pero se debería diferenciar entre los criminales y gente que viene a buscar trabajo, « saltando las trancas » como se dice en México, es decir, sin los papeles que autoricen su permanencia.
En los albores del siglo XXI se percibe una urgente necesidad de revisar los fenómenos migratorios en el mundo y con ello los esquemas laborales, quizá sea tiempo de pensar en una revisión de los esquemas legales en materia de empleo, así como una actualización de los derechos humanos, pues el trabajo es con mucho la base para la supervivencia de personas y familias, y si en sus países de origen esto no se cumple, los países receptores deben salvaguardar ese derecho y fomentar un trato digno a quien ejerza un empleo.
Eso es del lado de las autoridades y las naciones, pero bajo el esquema mental, los usos y costumbres, la información de boca en boca, de persona a a persona entre los potenciales emigrantes, se ha aprendido (por costumbre) que se puede entrar a otro país, tradicionalmente los Estados Unidos, pasando su frontera, el siguiente paso es entrar a trabjar de manera clandestina.
Y de este esquema laboral « underground » se están erigiendo enormes emporios en ambos lados del Río Bravo. En el Norte y en el Sur vemos florecer empresas financieras que mueven miles de millones de dólares por todo el mundo, con más eficiencia quizá que las mismas instituciones financieras y de valores.
De hecho, las remesas de inmigrantes se están conviritiendo en uno de los soportes más fuertes de muchas economías lationamericanas, sobre todo en México.
Los empleadores canadienses, muchos de los cuales critican a los estadounidenses, parecen estar copiando sus malos vicios, rayando incluso en la ilegalidad, quejándose de ella, pero sacando provecho a la vez.
Por Sergio Granillo
Recientemente se dio a conocer la existencia de un amplio ‘mercado negro laboral’, donde predominan hispanos ilegales, que son víctimas de la explotación de empleadores que abusan de su status y los mantienen amenazados con denunciarlos a las autoridades de migración.
Empresas de limpieza y constructoras son las que predominan; imitando los esquemas laborales de los Estados Unidos, aprovechan la creciente necesidad de empleo en Lationamérica, y contratan ilegales con sueldos muy por debajo de los estándares del mercado laboral, sin prestaciones y aún los obligan a trabajar sin paga alguna o como « voluntarios » por varios meses.
El fenómeno de la migración ha crecido exponencialmente, los vecinos del sur, es decir la Unión Americana está siendo rebasada por este fenómeno, realmente es algo tolerado debido a las ventajas de mano de obra barata, que siempre ha sido la esencia del capitalismo; además, contratar gente altamente necesitada sin adquirir compromisos con ellos y ofreciéndoles las labores que los co-nacionales no quieren hacer, es conveniente para todos…
Por desgracia, en comparación con las condiciones y las perspectivas económicas que predominan en amplios sectores sociales de los países al sur del Río Bravo, los empleos mal remunerados y sin prestaciones en países como los Estados Unidos y ahora Canadá, resultan mejor opción para miles de migrantes.
Sin embargo, lo peor de esta situación es que se vive una doble actitud, por un lado se aprovecha, pero por el otro se ataca, se rechaza, se agrede al inmigrante.
La realidad es que naciones como Canadá necesitan inmigrantes, a diferencia de los Estados Unidos, hay una mayor apertura para ello, pero se ha ido cayendo los mismos esquemas del vecino rico.
Es comprensible que las autoridades del país exijan legalidad en la entrada de personas al país, patra saber quien entra y garantizar la conservación de la seguridad pública, evitar la entrada de grupos terroristas o delicuentes, pero se debería diferenciar entre los criminales y gente que viene a buscar trabajo, « saltando las trancas » como se dice en México, es decir, sin los papeles que autoricen su permanencia.
En los albores del siglo XXI se percibe una urgente necesidad de revisar los fenómenos migratorios en el mundo y con ello los esquemas laborales, quizá sea tiempo de pensar en una revisión de los esquemas legales en materia de empleo, así como una actualización de los derechos humanos, pues el trabajo es con mucho la base para la supervivencia de personas y familias, y si en sus países de origen esto no se cumple, los países receptores deben salvaguardar ese derecho y fomentar un trato digno a quien ejerza un empleo.
Eso es del lado de las autoridades y las naciones, pero bajo el esquema mental, los usos y costumbres, la información de boca en boca, de persona a a persona entre los potenciales emigrantes, se ha aprendido (por costumbre) que se puede entrar a otro país, tradicionalmente los Estados Unidos, pasando su frontera, el siguiente paso es entrar a trabjar de manera clandestina.
Y de este esquema laboral « underground » se están erigiendo enormes emporios en ambos lados del Río Bravo. En el Norte y en el Sur vemos florecer empresas financieras que mueven miles de millones de dólares por todo el mundo, con más eficiencia quizá que las mismas instituciones financieras y de valores.
De hecho, las remesas de inmigrantes se están conviritiendo en uno de los soportes más fuertes de muchas economías lationamericanas, sobre todo en México.
Los empleadores canadienses, muchos de los cuales critican a los estadounidenses, parecen estar copiando sus malos vicios, rayando incluso en la ilegalidad, quejándose de ella, pero sacando provecho a la vez.
Comments