CINISMO E IMPUNIDAD, CASO CANCUN

(Publicado en El Correo Canadiense)
Por Sergio Granillo

Un mar de contradicciones, corrupción judicial, irresponsabilidad policíaca e insensibilidad diplomática, está tensando las relaciones entre México y Canadá, justamente en el “terreno” más conocido para la opinión pública canadiense, las playas del Caribe mexicano, Cancún.

A solo horas de darse a conocer el asesinato de un matrimonio canadiense en un lujoso hotel de Cancún, México, la prensa canadiense mostró las primeras declaraciones de las autoridades mexicanas respecto al caso, asegurando: “ese hotel sólo tiene visitantes canadienses, dos mujeres hospedadas a un lado de la habitación de los hoy occisos, son las asesinas, pero ya no es responsabilidad de nosotros, porque el mismo día tomaron un avión y volaron de regreso a Canadá”.

Los mexicanos nos hemos comido esta porquería, estos cuentos para tarados, ya por muchos años y no pasa nada, porque en México la ley se compra, se fabrican responsables de crímenes y los verdaderos criminales deambulan por las calles impunemente.

Las autoridades mexicanas de Quintana Roo, entidad donde se localiza Cancún, actuaron como lo hacen a diario, con total irresponsabilidad, sin un trabajo de investigación policíaca, sin tratar con el cuidado apropiado las posibles pistas e indicios de una escena de un crimen; si alguien paga, se inventa a un culpable, se le mete a la cárcel y asunto terminado.

El gran error –esta vez- fue tratar así un caso en el que las víctimas eran extranjeros, lo que ha despertado euforia en los medios canadienses, indignación popular y el involucramiento de altas esferas políticas en el asunto. Dada la “internacionalización”del caso, las autoridades federales tanto judiciales como diplomáticas de México, debieron tomar cartas en el asunto y no lo han hecho.

Esta es la gran diferencia entre Canadá y México; en México, la impunidad es algo de todos los días, sólo los delitos cometidos contra personalidades de la farándula o de millonarios o de políticos atraen a la prensa y mueve a las autoridades; los demás no se resuelven, es algo con lo que los mexicanos han tenido que aprender a vivir.

Nadie vio venir los riesgos diplomáticos…. Bueno, si al gobierno de Vicente Fox no le preocupó llevar al límite la relación con Cuba y Fidel Castro, con aquella vieja historia de “comes y te vas”, en la Cumbre de las Américas, menos va a prestar atención a un crimen de dos soberanos desconocidos, y canadienses, ni siquiera americanos.

Este acaso puso al descubierto lo podrido del sistema judicial mexicano, al pretender trasladar su modus operandi a otro país e inculpar, sin pruebas, a dos personas cuyo único pecado –hasta ahora y hasta que una verdadera investigación las exculpe definitivamente- fue hospedarse a un lado de la pareja asesinada.

Y es muy comprensible la reacción de la sociedad canadiense, pues aunque en este país también se cometen crímenes, los procesos policíacos sí son científicos y apegados a derecho, no es común fabricar culpables para salir del paso. Además, hay que considerar que esto ocurrió en el que se considera un sitio seguro de descanso; el destino mexicano más reconocido en Canadá, no sólo turístico, sino casi lo único que conocen los canadienses de México.

Definitivamente, este crimen está lleno de contradicciones y errores; una vez señalados los que competen a mis compatriotas, quisiera mencionar algunas cuestiones que he percibido sobre este caso aquí, en Canadá, que los medios canadienses han omitido por completo, centrándose en hacer un juicio sumario a México…

Dentro de todas las versiones que corrieron, el punto común era que el matrimonio había viajado a Cancún para celebrar la boda de una de sus hijas –gemelas, se dijo- , y se ha asegurado que iban acompañados de toda la familia, como era de esperarse.

Sin embargo, una de las primeras declaraciones de los familiares, fue desde Toronto una de las hijas del matrimonio, que dice que primero se enteró del crimen por la prensa, luego “uno de sus hermanos se lo confirmó”; lo que indica que no estaba en el viaje. Luego, todos los medios canadienses aseguraron que otro de los hijos “tuvo que viajar a México a recoger los cuerpos de la pareja asesinada”; tampoco invitado a la boda…

Nada se ha sabido de los familiares que sí acudieron a la boda, vaya, ni la hija que iba a casarse, ni la familia del novio, que podrían aportar más pistas sobre el caso, se han mantenido en silencio.

Pero todo esto debiera ser parte de una verdadera investigación, que realmente haga justicia y ponga en la cárcel a los responsables.

¡Que pena! como mexicano, que haya quedado al descubierto la gran corrupción del sistema judicial y la falta de un verdadero respeto a la ley y, por tanto, la ausencia de justicia y de un real Estado de Derecho.

Comments

Unknown said…
Por eso la gente si tuviera posibilidad, volaría directamente a otros países, sólo para librarse de sus autoridades.
Desgraciadamente somos responsables directos y nos merecemos que esos "tipos" estén ahí.
Sólo queda cambiar México desde adentro.
Salute!

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