¡TODOS CONTRA GOLIAT!

O “SE VENDE PETRÓLEO BARATO
Por Sergio Granillo

A pesar del mismo Bush, los Estados Unidos siguen siendo la mayor potencia económica, bélica y política del mundo; vivir al lado de este “gigante” tiene sus riesgos, de eso pueden hablar México y Canadá.

Siendo dos naciones tan distintas, aztecas y canuks están unidos por un vecino común, los gringos. Hace poco más de dos años se firmó un acuerdo económico que uniría las tres naciones de América del Norte, creando un bloque más poderoso que la Unión Europea.

Los intercambios comerciales al interior de la región se intensificaron, pero siempre han predominado los intereses de Estados Unidos; inversionistas de todo el mundo empezaron a localizarse en México –que ofrecía mano de obra barata y calificada- para venderle a los mayores consumidores del mundo, los gringos; los canadienses buscaban un intercambio menos desfavorable, al menos sus mercancías y sus profesionistas han podido entrar libremente al Sur para hacer negocios.

El TLC trajo al principio un crecimiento económico para México, pero un falta de solidez política, una pésima cultura laboral, la falta de infraestructura y la fortaleza de otras economías, volvieron al NAFTA (North America Free Trade Agreement) insuficiente para las expectativas que generó.

Esta intensificación de las relaciones comerciales impulsó de manera paralela el proceso de emigración ilegal de mexicanos hacia los Estados Unidos, que a la fecha se ha convertido en el principal sostén de la economía mexicana.

Por su lado, los canadienses tampoco están contentos con un acuerdo que desde siempre ha puesto trabas a sus exportaciones, como el caso de la madera. Los poderosos grupos comerciales de Estados Unidos siempre logran que las autoridades “trilaterales” del NAFTA acaben dándoles la razón.

Hace pocos días, el Presidente de México, Vicente Fox, realizó una visita de Estado a Canadá; esto en el marco de las afectaciones del huracán Catrina en la zona del Golfo, que es una de las principales fuentes de petróleo y sus derivados para toda América del Norte; creando en Estados Unidos y Canadá una fuerte burbuja inflacionaria en los precios de los energéticos.

Desde su llegada a Los Pinos, Fox ha buscado privatizar todo lo privatizable en México, particularmente el monopolio petrolero gubernamental, PEMEX. Sin embargo, los grupos opositores en el Congreso han impedido por completo tocar uno de los mayores símbolos del nacionalismo mexicano, el petróleo.

Reza un dicho mexicano que “la ocasión la pintan calva”, pareciera que los asesores de política económica internacional convencieron al ranchero –amigo incondicional del cowboy Bush-, de tratar de venir a vender la idea de que antes de dejar el poder, Fox haría los cambios constitucionales necesarios para abrir la industria petrolera básica a la inversión canadiense.

Las autoridades e inversionistas canadienses estuvieron muy interesados en esta idea, pero los analistas económicos canadienses consideraron que las promesas de Fox no son suficientemente confiables, así que toda prospección de negocios en esa materia debe tomarse con las reservas del caso.

Aunque el tema principal de la visita fue el petróleo mexicano, el tema del NAFTA también fue abordado. Fox estrictamente ubicado en su imaginaria nación, Foxilandia, aseguró al Primer Ministro, Paul Martin, que él apoyaba una propuesta de revisión del acuerdo comercial, con miras a resolver estos desequilibrios en beneficio de las tres naciones, para los próximos diez años.

Como mexicano, no pude menos que sentirme avergonzado de una actitud tan entreguista de parte de Fox. Yo considero que la nacionalización del petróleo no ha traído ningún beneficio a los mexicanos, pero tampoco se puede andar por el mundo poniendo sobre la mesa algo que ni siquiera es capaz de asegurar “en casa” y que no contempla beneficio alguno para los mexicanos.

A pesar de todo, sí es conveniente revisar el Tratado de Libre Comercio, pues lejos de alcanzar su objetivo de crear una vasta zona de intercambio de mercancías y de gente con fines comerciales, ha generado fenómenos migratorios fuera de control.

¿Cuánto tiempo más seguirá siendo Estados Unidos el “Goliat” de la economía mundial? ¿Hacia dónde se dirige la relación trilateral? Lo cierto es que la economía estadounidense se ha venido desgastando al paso de los últimos años, un ejemplo es la paridad cambiaria, que empezó por ser rebasada por el Euro y ahora también enfrenta un Looney muy fortalecido. Ello implica ajustes esenciales en las perspectivas comerciales de la región.

Algunos economistas utilizan como medida de la paridad cambiaria del dólar americano el precio de la “Quarter Pounder” de McDonald’s, que se está convirtiendo en el mayor comercializador de papas fritas, porque ciertamente las hamburguesas además de feas, cada vez son más pequeñas… Esto pareciera un intento de aparentar solidez, manteniendo el precio pero dando menos cantidad del producto.

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