ESPIRITU MARXISTA EN CANADA…
(Publicado en El Correo Canadiense)
Por Sergio Granillo
A finales del siglo XIX, Carlos Marx convocó a la ‘clase obrera’ para unirse ante las injusticias acarreadas por el Capitalismo rampante. En Canadá hoy se levanta un llamado a la unión de otra clase “obrera”.
Una empleada bancaria inició una acción penal en contra de uno de los principales grupos financieros canadienses, reclamando la compensación económica por horas extras no pagadas durante 10 años. Amparada en una figura legal -de reciente creación-, ha sumado a su demanda a miles de empleados; es lo que se podría traducir como “demanda colectiva laboral” o “class-action lawsuit”.
Esto ocurre en un momento en que Canadá registra el número más bajo de huelgas en los últimos 30 años. En el 2006 se presentaron poco más de 813 mil de días perdidos por persona debido a paro o huelga, mientras que en el 2005 fueron más de 4 millones de días-persona.
Entre los múltiples factores que ocasionaron esta dramática disminución se considera los efectos de la economía global y los diversos ajustes en los contratos laborales. Trabajadores y sindicatos han tenido que ceder derechos ante el riesgo de cierres o despidos masivos, por una creciente amenaza de mover plazas laborales a otros países con menores sueldos y esquemas legales más “tolerantes”.
Este debilitamiento de los sindicatos ha dejado con mayor vulnerabilidad a las personas que viven de su trabajo, o en términos marxistas, a la clase obrera.
Resulta interesante que, quizá a manera de contrapeso, las inconformidades laborales se manifiesten mediante nuevas figuras jurídicas, como es el caso de la “demanda colectiva de trabajo”, que se ha extendido en un llamado abierto a todos los empleados del sector más allá del banco en el que la denuncia se generó originalmente.
El sector financiero no goza de “gran capital” entre la opinión pública, que ha venido quejándose de las cuotas excesivas en los servicios financieros. Los grandes bancos parecen constituirse en empresas de enormes ganancias que no distribuyen de manera equitativa entre su personal de niveles básicos o ‘front line’ como le llaman.
Aunque este caso en el terreno legal no ha concluido, ha sacado a la luz pública hechos que ponen en tela de juicio las supuestas bondades que aparentemente el gremio goza (sueldos elevados y amplios beneficios), evidenciando abusos que van más allá de lo financiero.
La realidad es que, como ocurría en el Imperio Romano, un reducido grupo goza de altos privilegios y lujos, a costillas de amplias masas de personas viven sometidas y explotadas, sin derecho a quejarse o rebelarse. “Casualmente”, el grueso del personal bancario en niveles inferiores está compuesto por inmigrantes.
Los promotores de la globalización económica han hecho un llamado internacional a aplicar fuertes medidas sociales para paliar los efectos negativos del capitalismo salvaje, que podría poner contra las cuerdas a todo este esquema de libre mercado mundial. Los hechos no son nuevos, interesante es el llamado gremial y habrá que ver la respuesta de las autoridades. O como dice mi abuela, “¡está bueno el encaje, pero no tan ancho!”
* Periodista mexicano
(www.elcorreo.ca)
Por Sergio Granillo
A finales del siglo XIX, Carlos Marx convocó a la ‘clase obrera’ para unirse ante las injusticias acarreadas por el Capitalismo rampante. En Canadá hoy se levanta un llamado a la unión de otra clase “obrera”.
Una empleada bancaria inició una acción penal en contra de uno de los principales grupos financieros canadienses, reclamando la compensación económica por horas extras no pagadas durante 10 años. Amparada en una figura legal -de reciente creación-, ha sumado a su demanda a miles de empleados; es lo que se podría traducir como “demanda colectiva laboral” o “class-action lawsuit”.
Esto ocurre en un momento en que Canadá registra el número más bajo de huelgas en los últimos 30 años. En el 2006 se presentaron poco más de 813 mil de días perdidos por persona debido a paro o huelga, mientras que en el 2005 fueron más de 4 millones de días-persona.
Entre los múltiples factores que ocasionaron esta dramática disminución se considera los efectos de la economía global y los diversos ajustes en los contratos laborales. Trabajadores y sindicatos han tenido que ceder derechos ante el riesgo de cierres o despidos masivos, por una creciente amenaza de mover plazas laborales a otros países con menores sueldos y esquemas legales más “tolerantes”.
Este debilitamiento de los sindicatos ha dejado con mayor vulnerabilidad a las personas que viven de su trabajo, o en términos marxistas, a la clase obrera.
Resulta interesante que, quizá a manera de contrapeso, las inconformidades laborales se manifiesten mediante nuevas figuras jurídicas, como es el caso de la “demanda colectiva de trabajo”, que se ha extendido en un llamado abierto a todos los empleados del sector más allá del banco en el que la denuncia se generó originalmente.
El sector financiero no goza de “gran capital” entre la opinión pública, que ha venido quejándose de las cuotas excesivas en los servicios financieros. Los grandes bancos parecen constituirse en empresas de enormes ganancias que no distribuyen de manera equitativa entre su personal de niveles básicos o ‘front line’ como le llaman.
Aunque este caso en el terreno legal no ha concluido, ha sacado a la luz pública hechos que ponen en tela de juicio las supuestas bondades que aparentemente el gremio goza (sueldos elevados y amplios beneficios), evidenciando abusos que van más allá de lo financiero.
La realidad es que, como ocurría en el Imperio Romano, un reducido grupo goza de altos privilegios y lujos, a costillas de amplias masas de personas viven sometidas y explotadas, sin derecho a quejarse o rebelarse. “Casualmente”, el grueso del personal bancario en niveles inferiores está compuesto por inmigrantes.
Los promotores de la globalización económica han hecho un llamado internacional a aplicar fuertes medidas sociales para paliar los efectos negativos del capitalismo salvaje, que podría poner contra las cuerdas a todo este esquema de libre mercado mundial. Los hechos no son nuevos, interesante es el llamado gremial y habrá que ver la respuesta de las autoridades. O como dice mi abuela, “¡está bueno el encaje, pero no tan ancho!”
* Periodista mexicano
(www.elcorreo.ca)
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