EL FALSO DILEMA ENTRE SALUD Y ECONOMIA
Por Ricardo
Lozano
(Publicado Octubre 24, 2020.)
A pesar de todos los esfuerzos para
contener la crisis sanitaria, Canadá entró ya a la llamada “segunda ola” del
Covid 19. En términos epidemiológicos y estadísticos, esto ocurre después de
haber “aplanado la curva”; si vemos una gráfica de casos confirmados y muertes,
se dice que un país aplanó la curva cuando tras una subida en forma de cerro, baja
hasta llegar a un número constante bajo de personas afectadas. O sea, en
Canadá, por varias semanas no hubo decesos por coronavirus, pero seguían
haciéndose pruebas (en promedio 30 mil diarias tan solo en la provincia de
Ontario) y salían 60 o 70 casos positivos al día. En estos momentos, en la
misma provincia se registran alrededor de 800, vuelve a haber algunas muertes,
empezó la segunda ola.
Desde el inicio de la pandemia, la
atención pública se ha centrado en temas de salud, las medidas de prevención,
su impacto en la economía y cómo apoyar a los sectores más afectados. El
gobierno canadiense ya lanzó un segundo plan de medidas para mitigar la crisis,
que le va a costar miles de millones de dólares. Las autoridades provinciales
están ahora buscando medidas muy focalizadas para contener los contagios, sin
volver a un cierre total, se ha dado marcha atrás a la capacidad autorizada de
operación de restaurantes y bares, las escuelas siguen abiertas, pero existe la
opción de clases en línea, si los padres así lo prefieren; muchas oficinas
siguen cerradas.
Esta semana estuvimos de nuevo en
riesgo de que se disolviera el gobierno de Justin Trudeau e irnos a elecciones
federales. Los medios hablaron del tema solo un par de ocasiones… Las
diferencias políticas, que sí existen, no logran quitar el peso de lo que -a
los ojos de los canadienses- son prioridad: la salud y la economía.
Se empiezan a discutir escenarios
posibles para la recuperación, y se ve un crecimiento económico tipo “K”. Se
habla de que, tras la pandemia, la recuperación no será pareja, hay sectores
que van a crecer y volver a los niveles antes del Covid, pero otros han
empezado una caída de la cual no se van a levantar. La letra K representa esta
doble tendencia, como dos “V” invertidas, una sube y la otra baja. En Canadá se
prevé que las familias con más ingresos y que poseen bienes raíces van a tener
altos ingresos (este año los precios de propiedades han crecido más de 8%); pero
la gente que paga renta y tiene deudas bancarias, particularmente las parejas
jóvenes enfrentarán muchas dificultades, algunos la banca rota e insolvencia
financiera. Unas industrias recuperarán su crecimiento, el pequeño comercio
será el que sufra más perdidas, igual que la industria turística. Un fenómeno
similar se pronostica para los Estados Unidos, donde las clases pudientes se
recuperarán, pero las clases bajas solo van a empeorar.
Las noticias en medios y los temas
de conversación en las redes sociales en México, en cambio, rara vez tocan
temas sanitarios, mucha gente se rehusa a respetar las medidas sanitarias y ven
la pandemia como algo del pasado. Lo que abunda es la polarización política
entre gente que apoya al Presidente López Obrador y los que quieren su
renuncia. El discurso oficial se ha metido en una narrativa tan diversa, desde
casos serios de corrupción y encuestas populares para aplicar la ley, hasta una
ilusoria lucha por exigirle a España pedir perdón por la Conquista y recuperar de
Austria el Penacho de Moctezuma.
Yo percibo dos realidades muy
diferentes entre México y Canadá ante un problema que es común a todo el
planeta, la pandemia. En Canadá, la gente está preocupada por los riesgos
sanitarios del Covid 19, una enfermedad muy contagiosa y potencialmente mortal para
la cual no hay cura, y se analizan sus efectos económicos: tratando de
contenerla, muchos negocios han cerrado, algunos definitivamente, las fronteras
están cerradas al turismo, se han perdido muchos empleos y varios sectores
económicos no ven una recuperación al corto plazo.
En México, aun cuando enfrenta el
mismo problema que Canadá y el resto del planeta, hay amplios sectores de la
población que todavía dudan de la peligrosidad del virus, se niegan a tomar
medidas sanitarias y se enfrascan en una creciente polarización política. Los
medios abundan en críticas (o loas, según el caso) al régimen de López Obrador.
Hay dos narrativas, ninguna de las cuales se centra en la pandemia. De un lado,
hay los que creen que el presidente está haciendo una labor histórica
eliminando del país la corrupción y decidido a hacer realidad todas las
demandas populares, como si en el país no hubiera problemas mucho más
apremiantes; se perdió la atención a la crisis económica y a la pandemia que ha
matado casi a 100 mil mexicanos.
En la otra narrativa, de los
opositores a AMLO, (al menos) se habla del pésimo manejo de la pandemia, del
desbordado crecimiento de la delincuencia organizada y la violencia, de la
extrema militarización de instituciones públicas, a un nivel comparable con lo
que pasó en Venezuela -dicen-; critican el desmantelamiento de fideicomisos
para apoyar la ciencia, la cultura y el deporte; el desabasto de medicinas
contra el cáncer para niños y su misteriosa desaparición. Casi cada semana hay
un tema nuevo de crítica, que distrae a la opinión pública, pero va
consolidando el caso de un gobierno que no tiene plan ni capacidad para dirigir
al país. De ser éste el caso, entonces el tema más urgente, antes de la
pandemia y sus efectos económicos, es la capacidad de AMLO y su gobierno para
seguir en el poder y cómo cambiarlo en una nación que carece de mecanismos para
el rendimiento de cuentas. Sin una figura de “voto de confianza” como el
sistema canadiense, México carece de herramientas legales y de contrapesos para
quitar del cargo a un mandatario o al menos exigirle que cumpla con su deber.
La Organización de las Naciones
Unidas, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) advierten que en América Latina no puede haber
reactivación económica sin controlar la pandemia: “No hay apertura económica
posible sin que la curva de contagios haya sido controlada, y no hay
reactivación posible sin un plan claro para evitar el repunte de los contagios”
*, afirman.
Sólo si se aplana la curva de
contagio de COVID-19 se podrán reactivar las economías de América Latina y el
Caribe. “No hay dilema entre economía y salud, la salud es primero”, afirma
Alicia Bárcena secretaria ejecutiva de la CEPAL. “La salud y el bienestar son
requisitos para reactivar la economía, la salud es un imperativo ético y una
condición necesaria para restaurar la capacidad productiva.”
El gran problema de México es que
ninguno de los dos grupos (pro y anti AMLO) pueden ver esta crisis. Siguen
envueltos en una espiral de discursos encontrados que sigue fragmentando al
país. Y a los problemas sanitarios y económicos, añaden una seria inestabilidad
política, que va a profundizar el caos.
[*Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/07/1478182 ]
Casos diarios de COVID-19 confirmados:
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