LA RIQUEZA, ¿UNA ACTITUD?

(Publicado en El Correo Canadiense)

LA RIQUEZA, ¿UNA ACTITUD?
Por Sergio Granillo

Sin que suene a una justificación para los abusos históricos de unas naciones sobre otras, ni de patrones sobre obreros, realmente buena parte de la riqueza de una nación tiene mucho qué ver con la actitud, con la cultura y con los valores.

Por ejemplo, en México predomina lo que yo he llamado “la Teoría de Maten a la Gallina de los Huevos de Oro”, que transforma aquel cuento infantil de una ave capaz de poner huevos de oro, en la pesadilla de preferir comerla en caldo -y recibir un beneficio inmediato- antes que conservarla, cuidarla y obtener mayores riquezas de los huevos de oro por un largo período.

Es común que en nuestros países latinos, fruto de la corrupción gubernamental y una falta de cultura ecológica – y aún económica- se devasten bosques, selvas, yacimientos petroleros, etc.; o que se explote a los trabajadores abusando de la sobre oferta de mano de obra que existe en el país, pagando salarios de miseria, que paulatinamente merman el poder adquisitivo y terminan con muchos negocios, pues no se dan cuenta de que si pagaran bien, la gente ganaría más y podrá comprar más.

Cada vez que se encuentra un nicho de negocio, es común que se le explote hasta la saciedad, sin pensar a largo plazo… Como hacen los políticos mexicanos, su única preocupación son las elecciones, para que cada tres o seis años, según el caso, se puedan asegurar otro “puestecito” con el cual puedan mantenerse y mantener, directa o indirectamente a sus familiares y amistades; brincando de un puesto a otro, sin dar nunca cuentas de lo que hacen, mucho menos pensar en desempeñar bien su trabajo.

Existe un afán de someter al otro, de aprovecharse de él, que se va generalizando cada vez más, sin darse cuenta que a pesar de obtener una ganancia temporal, el daño social es grave y desencadena una serie de actos que han fomentado una cultura de abusos.

De manera contrastante, y sin desconocer tampoco que la corrupción y el abuso están presentes en todos los países, siendo la diferencia el grado de respeto a las leyes y el combate a la impunidad, expongo ahora una propuesta de un autor judío americano, que ha creado un sistema financiero-económico que pretende asociar los tiempos y capacidades “muertas” en muchas empresas con las necesidades latentes de mucha gente, que en determinado momento no tiene la capacidad de pagar por ellas.

Suena interesante, ¿no?

Joel Hodroff, CEO de Dual Currency Systems, explica: “Podemos ver en todas partes, desde mesas vacías en restaurantes hasta lugares desocupados en líneas aéreas o bien excesos de inventarios en muchas empresas… al mismo tiempo, hay individuos, familias y comunidades enteras buscando aquellos bienes y servicios que aquellas empresas desean vender”.

Este visionario (¿idealista?) empresario ha creado un esquema tecnológico capaz –afirma- de captar el valor de estos bienes y servicios inutilizados o desperdiciados, a través de un novedoso instrumento financiero complementario, el cual puede distribuir bienes y servicios que están abundantemente disponibles, mientras el Dólar (USD) continúa su distribución tradicional de mercancías “en mercados limitados”.

DCS, la empresa de Hodroff, cuenta ya con dos patentes, una para un sistema de precios llamado DualCurrency y otro sistema complementario para fijar contabilidades y transacciones comerciales. Dichas patentes contemplan sistemas automatizados que van acumulando millas de viajero frecuente, vales de despensa (employee incentive points and food stamps), entre otros sistemas de bonifiaciones o premios por altos niveles de compras.

Tradicionalmente, dichos sistemas de recompensas por altos índices de compras (por tarjeta de crédito, por ejemplo), suelen beneficiar a la gente con más alto poder adquisitivo; vaya a los ricos se les premia con cosas más baratas o regaladas, sin embargo, hay muchos que no hacen uso de tales ofertas y promociones…

Mediante lo que ha llamado “Business Dollars”, Hodroff sugiere que es posible empezar a homologar bienes y servicios en un valor virtual, haciendo factible negociar con ellos al combinarlos con la moneda de uso corriente. De tal manera que aquellas empresas suscritas a este sistema –argumenta- pueden canjear sus tiempos y capacidades muertas por dinero en efectivo, y eventualmente, lo pagan con aquellas mercancías que solían estar sin utilizar.

Aunque el proyecto está todavía en pañales, ofrece un ejemplo de actitud y de cultura que fomenta la creación de riqueza partiendo, sí de una visión de negocios muy redituable, pero también de un interés por enlazar las necesidades latentes con las capacidades subutilizadas de muchos proveedores de bienes y servicios, tratando de salvar una menguada capacidad de compra.

Una mentalidad enfocada en la creación de riqueza es tan generosa que del acto de dar, podría transformarse en uno de recibir, o al menos de “ganar-ganar”; parece mentira, pero tiene mucho qué ver la actitud y la cultura, ¿o no?

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